Bio

Mª Milagrosa García Sosa ( M. Garsos.) nace en Santa Cruz de Tenerife el 28 de abril de 1991, aunque desde el principio vive en un pequeño pueblo del norte de la isla, La Orotava. Pasa sus primeros años de vida al cuidado de sus abuelos y abuelas principalmente, lo que la convierten en una niña tímida, introvertida y recelosa con cualquier persona ajena a su entorno; además este aspecto de su personalidad incipiente pero obstinada, la conducen a la creación de un micromundo propio en el que intuitivamente no para de crear a modo de juego. A su vez hemos de tener en cuenta a sus padres Ricardo G. García Medina, el cual le transmite a su hija su pasión por el arte y en especial la talla en madera y su madre Mª del Pilar Sosa Oliva quien le aporta un toque de precisión y perfección en el acabado de todo lo que realiza.
Ya a los tres años de edad es inscrita por sus padres en el Colegio Pureza de María, en la localidad de Los Realejos, desde un principio muestra grandes destrezas manuales, pero dado el carácter estricto y religioso del centro, estas habilidades quedan relevadas a un segundo plano frente a las matemáticas y la literatura. Aun así Mª Milagrosa mantiene estas actitudes frente a la creación como un hobby que ocupa gran parte de su poco tiempo libre.
En sus etapas de preescolar y primaria Mª Milagrosa debe superar grandes pruebas como por ejemplo sus problemas de timidez, nunca visto como un problema desde su propio punto de vista, una leve dislexia, una rutina académica poco atractiva y sus pocas actitudes para ciertas asignaturas. A todo esto se le sumaria en breve las muertes repentinas de varios familiares muy apegados.
Dentro de esta maraña de experiencias, gustos y proyecciones de futuro, debe decidir un camino a seguir dentro de sus estudios superiores, finalmente opta por una formación que no le cerrará ninguna puerta en el futuro, aunque orientada en un principio a la sanidad, idea que descarta en el primer curso del bachillerato. Descartada esta idea decide emprender un nuevo reto, opositar para las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, reto que aun mantiene activo. Pero finalmente decide no perder más el tiempo y superada la prueba de acceso a la universidad se matricula en la carrera de bellas artes, algo que siempre le ha llamado la atención.
Una vez dentro descubre un amplio abanico de posibilidades, a la vez que se desprende de arquetipos románticos de arte y emprende una búsqueda de identidad artística desde que es consciente de ello hasta nuestros días.